EL CIELO: DE AQUÍ A LA ETERNIDAD Pastor Billy Wilson

¿Qué ocurre cuando morimos? ¿Qué ocurre cuando el oxígeno cesa de circular en nuestros pulmones, nuestro corazón deja de palpitar, nuestro cerebro cesa su actividad y nuestro espíritu deja nuestro cuerpo? Estas preguntas han obsesionado y ocupado al hombre desde que el primer hombre murió. Hay algunas cosas que son obvias.

Cuando morimos no funcionamos más en este mundo. Nuestro cuerpo escala a su proceso de deterioración pudriéndose rápidamente después de la muerte. El espíritu de vida dentro nuestro deja el caparazón tal como lo hace una mariposa al dejar su capullo. Para descubrir lo que ocurre después debemos recurrir a fuentes más allá de nuestra propia experiencia. Existe una cantidad de personas que dicen haber muerto y haber regresado de la muerte – sus historias son publicadas continuamente en libros y otros medios de comunicación. Sin embargo, solamente una persona ha regresado después de haber estado muerto por tres días para nunca más morir. Su nombre es Jesucristo. Pareciera, entonces, que lo que Él y Su Palabra dicen sobre este misterio debe ser considerado imperativo. La Biblia nos enseña que cuando morimos la vida o espíritu dentro nuestro regresa a Dios y nuestra alma, nuestra parte real, sale hacia cualquiera de dos destinos. Estos dos destinos eternos son llamados el cielo y el infierno. Aunque Jesús habló más del infierno que del cielo, nosotros queremos hablar cielo en este momento. Y mayormente queremos hablar sobre lo que la Biblia dice concerniente al cielo.

El cielo, que también se refiere en las Escrituras como al paraíso, puede definirse como la morada eterna del justo cuando muere. El cielo es un lugar real. No es nebuloso o esotérico. El cielo es una realidad pasada, presente y futura. Si usted ha salido a un viaje agradable a un lugar determinado y ha regresado contento de lo que ha visto y luego trata de comunicar esto en palabras, encontrará que las palabras no siempre capturan la totalidad de lo que se llevó a cabo.

Inténtelo, como puede ver no logrará generar en sus oyentes el mismo estímulo que usted sintió

durante su viaje. Esto también es cierto en la Biblia – Dios nos dice que nuestras mentes no pueden imaginar lo que Él tiene reservado para los que le aman, pero Él nos da algunas ilustraciones en palabras – algunas fotografías si así les quiere llamar – de cómo será el cielo.

El cielo será un lugar de . . .

A. REUNIÓN

En un estudio llamado “El cielo, una historia” realizado hace algunos años, McDonnell y Lang anotan que dos imágenes del cielo han dominado la cultura occidental. Una anticipa el cielo como un lugar para encontrarse con el Creador y la otra anticipa el cielo como un lugar para reunirse con los familiares y amigos. En realidad, los estudios han encontrado que para muchas personas encontrarse con Dios pasa a segundo plano después de encontrarse con los familiares y amigos. Tal vez una abuela, un abuelo, un papá, una mamá, o quizás, un hijo o hija, o un cónyuge. El enfoque de las Escrituras concerniente al cielo está en nuestra relación con el Señor y nuestra adoración a Él. El pensamiento de reunión puede volverse complicado como con los saduceos que le preguntaban a Jesús sobre la mujer que había estado casada con siete hermanos consecutivamente y que murieron antes que ella. Su pregunta era – ¿de quién sería esposa en la resurrección? La declaración de Jesús fue clara en Mateo 22:30, “Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo”. No vamos al cielo como familias, aunque Dios quiere que nuestra familia entera llegue. Entramos al cielo como individuos debido a nuestra fe individual en Cristo Jesús. Aún así, en el cielo reconoceremos quién está y quién no está ahí. 1

Corintios 13:12 dice, “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”. El

cielo será un lugar de reunión – nos reuniremos con aquellos que han conocido y conocen a Jesucristo en una relación de intercambio personal. El cielo es un lugar de reunión.

B. REGOCIJO

El cielo será un lugar de celebración eterna. Apocalipsis 7:9-10 dice, “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. Apocalipsis 19:5-7 dice, “Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado”. El regocijo del cielo estará enfocado en Jesucristo y en el hecho de que es por Él que estamos ahí.

C. DESCANSO

Apocalipsis 14:13 dice, “Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”. No obstante, serviremos al Señor en el cielo, la maldición de la tierra será rota. No habrá confusión, no peleas, no conflictos, habrá completo descanso y paz en la presencia de Dios. No habrá enfermedad, no dolor, no llanto, no penas – completa armonía y paz.

D. RECOMPENSA

El cielo será un lugar de recompensa eterna. Muchos cristianos olvidan que el cielo será un lugar de recompensa. La Escritura es clara en esto. 1 Corintios 3:8 dice, “Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor”. 1 Corintios 3:14-15 dice, “Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”. Mateo 16:27 dice, “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”. Apocalipsis 22:12 dice, “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. El cielo será un lugar para recibir coronas y recompensas. El pueblo de Dios debe ver el cielo como el lugar donde Dios recompensará todas las cosas hechas para Él. Aunque somos salvos también seremos recompensados de una manera diferente. Nuestras obras serán juzgadas. Nuestros motivos serán probados. Es posible hacer mucho para Dios sin tener una gran recompensa si ello es hecho por motivos incorrectos. Habrá un día de pago. Si pierdo el cielo lo habré perdido todo.

E. REDENCIÓN

Apocalipsis 5:9-10 dice, “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”. El cielo es el hogar del redimido – aquellos que han aceptado ser comprados por Jesucristo. Aquellos que han clamado Su sangre como paga de sus pecados. Nosotros somos los redimidos – aquellos

que han aceptado ser comprados por Jesucristo. Los que han clamado Su sangre como

paga de nuestros pecados. Nosotros somos los redimidos – comprados por un precio – la sangre de Cristo Jesús.
Cosas que no habrá en el cielo

Tiempo – no existirá el tiempo en el cielo Enfermedad – no enfermedad ni padecimiento Llanto – no dolor interno División – todos seremos uno Sol o luna – Jesús será la luz de la ciudad Pecado – Apocalipsis 21:27, 1 Corintios 6:9-11 Demonios o espíritus inmundos Satanás – será lanzado al lago de fuego para siempre
Cosas que habrá en el cielo

Ángeles – como observadores

Santos – Abraham, Isaac, Jacob, Pedro, Pablo, Santiago, Juan, Timoteo, Marcos, Esteban, Lucas, Mateo. Otros que no hemos conocido muy bien – el ladrón de la cruz, el mendigo llamado Lázaro. Predicadores y guerreros de oración.

Toda nación y lengua – cada color y cultura Adoración – triunfo El Trono de Dios Jesucristo – esto completará el Cielo.

El cielo es real. ¡Ahora somos ciudadanos de la Nueva Jerusalén – ahora poseo mi propio pasaporte! La sangre de Jesucristo lo compró – la estampilla del cielo está en mi vida. El Espíritu Santo. Efesios 1:13 dice, “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. El cielo es un lugar real. Es un lugar al que Dios quiere que usted llegue cuando muera. Esto es por lo que murió Jesús.

Juan 14:1-6 dice, “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

Cristo Jesús es el camino. Conociéndole a Él es la única forma en que usted podrá entrar al cielo. “Piense en . . .

“Acercarse a la ribera y darse cuenta que es el Cielo”. “Asirse de una mano y darse cuenta que es la mano de Dios”. “Respirar un nuevo aire y darse cuenta que es aire celestial”. “Sentirse vigorizado y darse cuenta que es inmortal”. “Pasar de tormenta a tempestad y luego a una calma desconocida”. “Despertar y darse cuenta que está en Casa”.

“Poemas que viven para siempre”, de Hazel Falleman