PARA QUE CREAN
Dr. F. J. May y Dr. H. Lynn Stone
Sección I – La Luz del mundo continúa brillando (Juan 1:9)
Conferencia 1, JESUCRISTO COMO LA PALABRA ETERNA
A. El propósito del Evangelio de Juan
En Juan 20:30 y 31 encontramos la declaración real del apóstol a medida que
nos deja saber por qué ha escrito el evangelio y por qué lo consolidó de la
manera que lo hizo. “Hizo además, Jesús muchas otras señales en presencia
de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han
escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que
creyendo, tengáis vida en su nombre”.
Como usted sabe, pareciera que cada uno de los escritores de los evangelios
tenía una carga y una preocupación particular por la forma en que escriben.
Ninguno de los evangelios es exactamente igual. Mateo, Marcos y Lucas,
llamados los evangelios sinópticos, se parecen mucho en sus bosquejos.
Pienso que todo, excepto por una palabra o dos en el evangelio de Marcos es
literalmente reproducido en algún lugar de Mateo y Lucas.
Pero el enfoque de Juan es considerablemente diferente, tal como lo veremos
mientras lo estudiamos. Bajo la unción divina del Espíritu Santo, él escoge
específicamente armonizar cierta información de la vida y ministerio de
Jesús y la enlaza en un diseño especial de su bosquejo. La forma en que fue
escrito y la forma en que fue hecho es principalmente para demostrar su
propósito de presentar a Jesucristo como el Hijo de Dios.
Hay siete señales de milagros que Juan ha armonizado en este evangelio,
hasta cierto punto, en una manera de esquema climático de tal forma que
presenta el progreso de la obra y ministerio de Jesucristo. Él dice, “Hizo
además, . . . muchas otras señales . . . las cuales no están escritas en este
libro”, en otras palabras “no tomé en cuenta todos los acontecimientos de la
vida de Jesús y Su ministerio”. De hecho, eso es lo que dijo en el capítulo
veintiuno, verso veinticinco, “Y hay también otras muchas cosas que hizo
Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo
cabrían los libros que se habrían de escribir”.
Es evidente que Juan estaba muy consciente de la tremenda responsabilidad
y desafío que estaba enfrentando al escribir el evangelio y relatar la historia
de Jesús. El dijo, “Necesariamente tenía que reducir la extensión porque he
sido testigo de lo que Él ha enseñado y de lo que Él ha hecho, he tenido que
seleccionar a medida que el Señor me ha dirigido y organizar el evangelio de
la manera que quería presentar las cosas que Jesús hizo y en particular las
cosas que dijo para que las personas que crean en Él también crean que Él es
el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios para que creyendo esto ellos puedan
tener vida eterna en Su nombre. Este es mi propósito”.
Pienso que nos ayuda el saber de la carga de Juan y de su visión.
Literalmente, eso nos lleva a un punto donde empezamos a discutir sobre los
propósitos teológicos del escritor. El quiere presentar el evangelio de cierta
forma. El está espiritualmente inclinado y ha disminuido la información en
ciertas direcciones para satisfacer el desafío de llevar a cabo su propósito.
Esto será muy evidente a medida que profundizamos y hablamos sobre este
gran evangelio.
B. El trasfondo de los Evangelios en el Antiguo Testamento
1. El Antiguo Testamento es cumplido en Jesucristo
A manera de introducción a este evangelio, veamos el trasfondo de los
evangelios por un momento. Como usted bien sabe, al estudiar el Nuevo
Testamento se encuentra que todo lo que es presentado por los escritores de
los evangelios y por aquellos que escribieron cartas como Pablo y otros,
tiene su base en el Antiguo Testamento. Desde el Antiguo Testamento usted
puede trazar muy claramente casi cada tema, doctrina e idea. Podemos ver el
Testamento y apreciar como vive, crece y obra para el cumplimiento de lo
que Dios ha hecho en Jesucristo. Todo lo que fue prometido en el Antiguo
Testamento, ha sido interpretado por los escritores del Nuevo Testamento y
llegaron a entender que fue bellamente cumplido en la vida y ministerio de
Jesús, y, de hecho en la vida y ministerio de la iglesia.
2. Profetas, sacerdotes y reyes de Israel
Como ejemplo encontramos en el Pentateuco (los primero cinco libros de la
Biblia) la relación de intercambio personal que tenía Dios para con los
patriarcas, también encontramos el establecimiento del sistema sacerdotal
que estableciera la norma para ofrecer sacrificio para remisión por el pecado
cometido y para que el hombre pudiera ser justificado delante de Dios. En
los libros históricos, encontramos la historia del reino de Israel. En los libros
proféticos, encontramos los mensajes de los profetas con relación no
solamente a las abominaciones de las naciones alrededor de Israel sino
también correcciones, advertencias y profecías específicas. Encontramos
profecías pastorales tanto como predicciones y profecías futuras que se
relacionan no solamente al pueblo de Dios sino también a la iglesia que
nacería.
Sin embargo, llegó el tiempo cuando el sistema sacerdotal se volvió total y
absolutamente corrupto al punto que perdió su eficiencia. De hecho, llegó a
ser el sujeto de atención de los profetas que simplemente trataban de corregir
los abusos y el pecado del sistema sacerdotal. El mismo reino de Israel se
sumergió en el olvido y el pueblo judío fue perdido, absorbido y disperso en
todas las naciones de la tierra. Finalmente las voces de los mismos profetas
fueron silenciadas.
Pero la necesidad de todo eso – la necesidad de Dios por tener un pueblo
sacerdotal, por tener un reino que se pudiera identificar como el reino del
Señor, y por tener voces entre los profetas – toda esa necesidad todavía
persistía.
3. Jesús como Profeta, Sacerdote y Rey
Debido a que el elemento de promesa y cumplimiento estaba escrito en la
Palabra de Dios, todo esto vino a enfocarse y centrarse en la persona y
ministerio de Jesucristo. Verdaderamente en Él se representa al gran sumo
sacerdote. En Él se representa la voz del profeta mayor de ese tiempo. En Él
se representa al Rey de reyes y Señor de señores. De manera que todo lo que
se había visto en el Antiguo Testamento viene a enfocarse y destacarse
agudamente en la vida, muerte, resurrección y ascensión del Señor
Jesucristo.
Lo que los escritores de los evangelios y otros dirían es que el mundo entero
depende de Él, inclusive la creación; que todo el pueblo de Dios está
inminentemente ligado a Él y que verdaderamente Él es la cabeza de la
iglesia y el corazón de la iglesia. Todo gira alrededor de Él. Él viene a ser el
centro, el punto focal de toda alabanza – pasada, presente y futura. ¡Oh,
aleluya! Saber que Cristo es el Mesías judío, Jesucristo el Hijo de Dios,
Jesucristo el Salvador, es el cumplimiento de todo lo que se ha sido orado,
deseado y esperado por el pueblo de los tiempos del Antiguo Testamento.
C. El énfasis del Evangelio
1. Marcos – Jesús como siervo que ministra
Esto puede ser demostrado más claramente mientras echamos un vistazo al
énfasis mayor en cada uno de los evangelios. Por ejemplo, en lo que se
conoce como el primer evangelio, el evangelio de Marcos, se indica, por un
versículo en particular, cuál es el verdadero corazón del evangelio de
Marcos. Es en las palabras de Jesús cuando dijo, “Porque el Hijo del
Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos”.
Estas palabras indican que Jesucristo se vio a sí mismo, Su ministerio, Su
función como el siervo sufrido del que habla Isaías, como el cumplimiento
para toda necesidad sacerdotal. Así es que vino como un sacerdote siervo –
primero para ministrar, para servir; y luego como sacerdote que ofrecería
sacrificios. Jesús el Sumo Sacerdote que se ofreció en la cruz, como el
Cordero inmolado desde la fundación del mundo. Jesús tenía conocimiento
de que verdaderamente Él era ese Cordero.
Así que en el evangelio de Marcos, la mayor preocupación que él parece
tener es describirnos raudamente sobre la vida de Jesús y Su ministerio. Él
incursiona rápidamente hasta casi la mitad de su evangelio y se mantiene
haciéndonos acuerdo, usando una palabra que resalta en unos cuantos
versículos. Es la palabra que es traducida como “inmediatamente”, o
“enseguida”. Él usa esa palabra unas cuarenta veces en el evangelio de
Marcos.
Él está apurado. Pareciera como si él está pasando estas escenas sobre el
ministerio de Jesús una tras otra como si estuviera apurado porque quiere
pasar a la parte central de su evangelio donde no sólo Pedro hace la gran
confesión, “. . . tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, sino que Jesús
hace una confesión mayor al decir, “El Hijo del Hombre tiene que ser
entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, pero al tercer
día resucitará”.
En el evangelio de Marcos, Él les tuvo que decir tres veces – tres
predicciones de la pasión, aún así ellos no querían creer – que Él iba a
cumplir con la función del siervo sufrido que dio Su vida. Nunca se
acostumbrarían. Ellos tal vez decían, “no, no, nosotros debemos dar nuestras
vidas y no tú Señor”.
Jesús tuvo que decirle a Pedro y a los otros “¡quítate de delante de mí,
Satanás!” cuando estaban queriendo detenerle de llegar a ser el Sumo
Sacerdote. Porque cualquier cosa que dañara la obra sacerdotal de Cristo
verdaderamente tenía una actitud como la de Satanás. De tal manera que
Marcos se apuró y cubrió el resto de su evangelio (casi la otra mitad)
describiendo la pasión de nuestro Señor, el sufrimiento, la entrega de Su
vida, la resurrección y así sucesivamente.
2. Mateo – Jesús como Rey
Cuando vemos el evangelio de Mateo, el énfasis en ese evangelio es en el
Rey – Rey de los judíos, Rey de Israel – porque la palabra reino es usada más
de cincuenta veces en ese evangelio. Es el énfasis más grande y quizás el
centro teológico del evangelio de Mateo. Lo que Mateo quiere que las
personas entiendan es que Jesús no solamente es el siervo sufrido, sino el
Mesías verdadero. Él es el Rey. Él es el Rey de los judíos. En realidad Él es
Rey del mundo entero y Mateo trata de ubicar su énfasis en esto.
En su narrativa de nacimiento, él traza el linaje de Jesús para que estuviera
más directamente ligado a los judíos ya que su evangelio parece un
evangelio más judío que los otros evangelios. De manera que traza el linaje
de Jesús hasta el Rey David, hasta Abraham para que Jesús estuviera
absoluta y directamente ligado con la nación judía, el pueblo judío y toda su
herencia, esperanza y promesas.
3. Lucas – Jesús como el Gran Profeta del amor
El evangelio de Lucas toma una dirección diferente porque parece estar
escrito desde una perspectiva de los gentiles, pues muestra a Jesús como el
Gran Profeta que presenta Su mensaje de amor al mundo entero. En la
narrativa del nacimiento, Lucas también traza el linaje de Jesús no solamente
hasta David, sino más allá de David, hasta Abraham y más allá de Abraham,
hasta Adán, porque él quiere que el mundo entero sepa y no solamente los
judíos. Él quiere que todo el mundo se entere que Jesús es verdaderamente el
Salvador del mundo entero.
4. Juan – Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios
Pero cuando llegamos al evangelio de Juan, el énfasis es mayormente en
Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios. Sí, Él será visto como el Gran Sacerdote y
le veremos así. Él será visto como el Gran Profeta de todos los tiempos. Él
será visto en todas las facetas de Su ministerio; como ya hemos leído, en lo
que a Juan respecta, su propósito principal es que las personas crean que
Jesucristo es el Hijo de Dios y que creyendo puedan tener vida en Su
nombre.
D. El uso que Juan le da a la palabra griega “logos”
Juan ni siquiera tiene del todo una narrativa de nacimiento que hable sobre el
nacimiento de Jesús. Cuando empieza a hablar del origen de Jesús y de
cómo Él vino a la tierra, él omite a David, omite a Abraham, omite al
mundo, de hecho, él va directamente hasta el pasado eternal y dice, “En el
principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.
¡Aleluya! Juan no relata la historia de Su nacimiento. Más bien relata la
historia de la encarnación del Hijo de Dios, el eterno logos viviente, el
Verbo. Lo que Juan está diciendo es, “Él es desde el principio”.
Ahora bien, Juan armoniza su evangelio en un orden tal para que podamos
entender el mensaje principal de que Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios
y que todo lo que él vaya a escribir va a ser de ayuda para respaldar ese caso.
De hecho, en el prólogo del evangelio, en los primeros dieciocho versículos,
él hace uso de una palabra especial griega con la que todos nosotros nos
hemos familiarizado, esta palabra es LOGOS, o verbo.
1. El logos y los judíos
Cuando Juan usa la palabra LOGOS, él es capaz de comunicarse, con esa
sola palabra, a tres mundos diferentes en una forma específica y maravillosa.
Porque en el mundo judío la palabra significaba el poder dinámico y creativo
de Dios para hablar y darle existencia a las cosas. Para ellos LOGOS era el
poder dinámico y creativo de Dios para crear y darle existencia a las cosas.
2. El logos y los griegos
Para los griegos la palabra LOGOS significaba algún principio divino y
sobrenatural, que ellos no entendían, con lo que se medía el intelecto, el
razonamiento y el entendimiento. Era cierto tipo de principio que parecía
ligar a todo el universo junto y aunque ellos no lo podían identificar
completamente como Jesús y entenderlo exactamente como lo que era; Juan
vino y fue capaz de acomodarlo y decir que el LOGOS mencionado, el
principio divino del razonamiento y la explicación están verdaderamente
ligados, que no es nadie más que Jesucristo el Hijo de Dios que yo predico.
De manera que tenía un significado especial para ellos.
3. El logos y la Iglesia Primitiva
Para la Iglesia Primitiva LOGOS significaba la Palabra predicada. ¿Qué
ocurre cuando la Palabra es predicada? Para ellos era como para los judíos,
era también muy dinámica. Nunca vieron esa palabra como estática o
necesariamente como un pergamino de un libro. ¡Oh!, quisiera decirle cómo
Juan usó esta palabra en aquellos días; él estaba construyendo un puente
para unir tres mundos diferentes.
Juan simplemente hizo varias cosas para asegurarse que había alcanzado a su
mundo y que ellos entendían. Así él iba a alcanzar a los judíos, a los griegos
y a la iglesia con el simple uso de una misma palabra; él les va a decir que el
LOGOS, el Verbo, en el principio era con Dios. No solamente eso, sino que
era Dios. De esta manera él comienza la historia de su evangelio.
En Juan 20:30 y 31 encontramos la declaración real del apóstol a medida que nos deja saber por qué ha escrito el evangelio y por qué lo consolidó de la manera que lo hizo.